Xoloitzcuintle me hago llamar y de incomparable lealtad es mi virtud, que mi camino no termina ni siquiera después de la muerte. Acompaño a aquel que en vida fue mi familia guiándolo en la oscuridad del inframundo, recorriéndolo a su lado cada día que lacatrina, Mictecacihuatl la señora de la muerte y esposa de Mictlantecuhtli el señor del mictlán, nos concede el permiso de enviar a los muertos de regreso a casa, donde aquellos que aún no están con nosotros nos recuerdan con cariño.